
Lo preparé para llevar a una comida con amig@s. No me dió tiempo a fotografiarlo, ni a probarlo.
Todos me decían lo rico que estaba, pero…no lo probé. No lo probé hasta casi la hora de marcharme y madre del amor hermoso, qué rico!!!
Casi me alegro de no haberlo probado después de la comida o no se si hubiera sido capaz de no comérmelo entero. De hecho, no tuve que insistir nada de nada en no llevármelo a casa, cosa que suelo ocurrir cuando llevas algo y sobra. A vosotros os pasa? En esta ocasión, no dudaron, jajaja
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