Es oficial, mi hija ha entrado en la adolescencia. Me explotó durante la cuarentena, aunque, siendo sinceros… no me voy a quejar, por el momento parece que está todo controlado.
Salvo sus comidas. Come…descontroladamente, a cualquier hora y de todo. Lo mismo le da hartarse de manzanas que de bizcocho. Y eso me tiene un poco desconcertada.
Ahora recuerdo cuando mi madre, con tres hijas adolescentes (las tres mayores nos llevamos un año entre cada una) y otra pequeña, compraba en la charcutería día sí, día no, ingentes cantidades de embutido, para rellenar esos bocadillos de media barra que nos comíamos entre pecho y espalda. Que además fuéramos deportistas hacía que aún comiéramos más.
Así que aquí estoy yo, que no pongo un candado en la puerta de la cocina porque mi hija tiene una constitución tan delgada que cuando la ve por primera vez un médico, lo primero que pregunta es que si come bien. Qué si come bien! Ja! Come muy bien y de todo!
Sigue leyendo